Decidir hacer un Plan de movilidad sostenible de Empresa es el primer paso. Puede parecer fácil, pero esta decisión demuestra el compromiso de la empresa con la sociedad, con sus empleados y accionistas y, en definitiva, con el planeta.
Tras la importante decisión inicial se ponen en marcha el resto de actividades.
En primer lugar, se realiza un análisis y diagnóstico sobre la situación actual, contando con la participación de la plantilla mediante encuestas de movilidad. De este diagnóstico surge un DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades). Sobre éste, se realiza el diseño del plan, fijando los objetivos, indicadores y metas (evaluables, en un calendario determinado y con recursos asignados).
El plan de movilidad resultante debe ser abierto y participativo para que los agentes implicados puedan proponer sugerencias. Es importante la figura del coordinador de movilidad en el seno de la organización.
En la etapa de implementación y promoción del plan se concretan las acciones diseñadas para la consecución de los objetivos planteados, adquiriendo relevancia la sensibilización y promoción del plan. Resulta muy interesante el diseño de planes de incentivos para premiar a los empleados según las metas conseguidas.
El objetivo de la etapa de seguimiento y evaluación es obtener información que sirva para ajustar o modificar las medidas emprendidas con el fin de asegurar la consecución de las metas propuestas en el plan.
Los planes de movilidad permiten modificar los hábitos insostenibles de los trabajadores y fomentar usos que reduzcan el tráfico y sean más respetuosos con el medio ambiente. Por ejemplo, un plan de transporte al trabajo debería fomentar el uso del transporte público, estimular y premiar el uso de la bicicleta y promover el uso compartido del coche. Este plan también debería centrar sus esfuerzos en detectar las carencias en infraestructuras para peatones y ciclistas, así como encontrar fórmulas que impulsen el teletrabajo.
#WeRideAgainstClimateChange