El tema anual de la Semana Europea de la Movilidad 2021 es «Movilidad sostenible, saludable y segura». Un guiño sobre las adversidades sufridas durante la pandemia de COVID-19, pero también sobre las oportunidades de cambio que surgen en una crisis.

La Semana Europea de la Movilidad 2021 se celebrará del 16 al 22 de septiembre y, sin dejar de lado la reducción de emisiones, se centrará en cuatro temas centrales: la salud mental, la salud física, la seguridad y la respuesta a la COVID-19.

La relación entre salud mental y movilidad urbana ha cobrado importancia durante la pandemia. Pone de manifiesto cómo el transporte puede influir en la salud mental y bienestar de las personas.

La ansiedad y el estrés provocado por la congestión provoca un deterioro de la salud mental. Varios estudios indican que la movilidad activa reduce la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental.

Moverse, ya sea caminando o en bicicleta, aumenta el flujo sanguíneo, libera endorfinas y reduce los niveles generales de estrés. Un paseo de 30 minutos al día contribuye a mejorar la salud mental, mejorar el estado de ánimo general y la calidad del sueño, así como reducir el estrés, la ansiedad y la fatiga. Las personas físicamente activas reducen hasta un 30% el riesgo de sufrir depresión.

En términos de contaminación acústica, el 20% de la población europea está expuesta a niveles de ruido a largo plazo perjudiciales para la salud.

Los contaminantes atmosféricos, principalmente las partículas y los óxidos nítricos, se han asociado a una mala salud mental que genera síntomas depresivos y empeoramiento de cuadros depresivos excesivos en caso de exposición prolongada.

Esta mala calidad del aire también está asociada a deficiente salud física. Según la OMS, anualmente se producen 376 000 muertes prematuras en la UE causadas directamente por la contaminación de partículas finas.

Movilidad activa y salud

La movilidad activa tiene dos efectos positivos: mejorar la salud física y reducir las emisiones. Un estudio británico concluyó que las personas que se desplazan en bicicleta tienen un 52% menos riesgo de morir de enfermedades cardíacas y un 40% menos riesgo de morir de cáncer. Otro resultado del estudio es que reducen en un 46% el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y en un 45% el riesgo de desarrollar cáncer.

Respecto a la seguridad, se trata de mejorar la seguridad en el transporte, en especial para los grupos más vulnerables, así como reforzar la seguridad vial para reducir siniestralidad y muertes.

Resulta fundamental en este sentido aumentar en peatonalización de espacios, reducir el tráfico y reducir los límites de velocidad en las ciudades.

Por último, las autoridades europeas quieren destacar las diversas medidas de respuesta a la COVID-19 en materia de movilidad urbana y cómo han influido considerablemente en la vida pública.

Resulta imprescindible establecer la confianza en el transporte público para reducir el uso del vehículo privado, pero manteniendo el acercamiento a la movilidad activa, a pie y en bicicleta que se fomentó y aumento durante la pandemia. Además, como consecuencia de las restricciones de la movilidad, las ciudades europeas observaron una reducción de los niveles de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas PM2.5. Y una disminución de víctimas mortales en los accidentes de tráfico.

#WeRideAgainstClimateChange