Cycling Friendly Mobility apuesta por un ciclismo urbano inclusivo y sin barreras de género. Analizamos la desigualdad en el uso de la bicicleta en la mujer.

La bicicleta ha sido una revolución social. A finales del siglo XIX, supuso un símbolo de libertad porque transformó los valores de la época, principalmente en la vida de la mujer. Fue todo un movimiento por la igualdad de los derechos entre los hombres y las mujeres. Permitió que las mujeres tuvieran más autonomía para desplazarse de las zonas en las que vivían y supuso una liberación no solo a nivel cultural sino en la forma de vestirse.

En los últimos años, según estudios estadísticos del barómetro de la bicicleta en España 2019, el uso de la bicicleta es cada vez más frecuente entre la población. No solo como uso deportivo, sino para los desplazamientos del día a día, como ir al trabajo, estudiar u otros desplazamientos de ocio.

Sin embargo, aunque la brecha de género en la movilidad en bicicleta se está reduciendo, la desigualdad sigue existiendo. La mujer utiliza menos la bicicleta.

Desde esta perspectiva, las diferencias se han reducido considerablemente entre los hombres y mujeres, especialmente entre los 25 y 39 años y los más jóvenes (GESOP, 2019). A pesar de esta mejoría, la desigualdad  va en aumentando a partir de los 40 años a medida que aumenta el rango de edad (figura 1).

Un ejemplo de ello, es el siguiente gráfico (GESOP, 2019), en el que se analiza el uso de la bicicleta entre hombres y mujeres en España. Se puede observar cómo desde 2011 ha aumentado el porcentaje de mujeres que usan la bicicleta a diferencia del porcentaje de hombres que ha disminuido.

La brecha de genero se reduce poco a poco

Aunque la disparidad se ha reducido (16,1%) si se compara con 2011 (22,1%), se debe seguir trabajando por un uso de la bicicleta inclusivo e igualitario independientemente del género.

Con el auge de la bicicleta como medio de transporte cotidiano, cada vez existen más asociaciones e iniciativas para reducir la disparidad y fomentar la igualdad de género al desplazarse en bicicleta.

Los entornos ciclistas seguros deberían comenzar desde las áreas residenciales y no solo en el  centro urbano de las mismas, para que los ciclistas, tanto hombres como mujeres, se sientan protegidos y con confianza para moverse en bicicleta en su día a día.

Una manera de reducir esta desigualdad sería a través de infraestructuras ciclistas de calidad, más continuas y seguras. Adaptadas a las necesidades y los hábitos de las mujeres. Esto mejoraría la accesibilidad en bicicleta y permitiría que aumentase su uso en las ciudades. De tal manera que estas se adaptarían a aquellas personas que no usan la bici, porque no se sienten seguras o cómodas circulando por la misma calzada que el resto de los vehículos o donde los carriles para bicicletas no están protegidos del tráfico, ni cuentan con una adecuada iluminación.

Las diferencias de género en el uso de la bicicleta se han de abordar en los Estudios de Movilidad municipales, para implementar políticas y soluciones para una mejor inclusión y paridad de uso.

Facilitar el desplazamiento en bicicleta, producirá un aumento de su uso. Es un beneficio tanto para la salud como para el medio ambiente, pero para que esto funcione, se requiere consultar a la población, escucharla con atención, y en concreto a las mujeres.

Comparativa del uso de bici en España respecto a otros países

En países como Holanda, Dinamarca y Alemania, la bicicleta es un medio de transporte que se utiliza frecuentemente en los desplazamientos diarios de la población y el número de usuarios por género es prácticamente el mismo.

En Copenhague o Amsterdam, donde la movilidad en bicicleta es relevante, el número de mujeres que usó este medio es superior al de los hombres (Emond et al., 2009, Garrard et al., 2012).  Este suceso se debe a que a medida que aumenta el número de usuarios en bicicleta en las calles, disminuye la percepción de inseguridad asociada a su uso, más habitual en mujeres que en hombres. A su vez, tener unas infraestructuras adecuadas tanto de redes ciclistas protegidas como de una alta disponibilidad de estacionamiento ha generado un aumentado del atractivo de la bicicleta entre aquellos grupos más reticentes a su uso.

Por lo tanto, se debería tomar ejemplo de estos países, que son pioneros en una movilidad tan sostenible como lo es la bicicleta. Solo actuando, se podrá reducir esta brecha de género y fomentar la cultura ciclista.  Es imprescindible que la mujer se sienta segura circulando en bicicleta.